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Luis Ulloa

Segunda vuelta electoral en Chile

Decidí eliminar toda la información que tenía el blog.  Comenzamos el año 2006 renovando los artículos.  Agradezco las visitas y opiniones.

A partir de la elecciones presidenciales 1999, se instaló en Chile la modalidad de la segunda vuelta y el sector gobernante realiza primarias para nombrar su candidato.  Estas son modalidades derivadas de las características de la ley electoral.  El sistema binominal obliga a formar alianzas, que en definitiva tiene al país entrampado en una suerte de empate electoral entre dos conglomerados, que excluyendo a un sector importante de ciudadanos, cogobiernan Chile, en un trazado de cancha que dejó la dictadura con el fin de eternizar su herencia política y económica, instalando sus continuadores en la administración del estado.  Esto último no resultó según lo planificado, porque la llamada Concertación Democrática, se embarcó en el juego y llevan 15 años en el gobierno.

Sin embargo, los equilibros sociales en Chile, dada las características propias de sistema electoral, ha generado en la práctica  el cogobierno o maridaje entre la Alianza por Chile y la Concertación.

Esto se expresa en que en estos años se ha producido un continuismo perverso, que ha mantenido la viga maestra de la dictadura, claro que la han actualizado y maquillado, la Constitución.  La Concertación, en lo referido a los derechos laborales, sindicales y sociales, se manejado con la constitución y la legalidad pinochetista, es decir, la continuación democrática del régimen de Pinochet.  A eso ellos le llaman dar gobernabilidad al país.  La política de los acuerdos entre los concertacionistas, que se han beneficiado, al igual que los aliancistas de derecha, de los placeres que otorga la ley binominal de elecciones.  Por un lado disfraza de democracia cada proceso electoral, que infla la votación de la derecha pinochetista, que de otra forma jamás tendría la representación parlamentaria que tiene y la Concertación, que mediante este mecanismo, se autodefine como expresión mayoritaria de los sectores populares, por el sistema electoral excluye fuerzas de izquierda tradicional, que no han podido romper el sistema binomal, quedando así fuera del Parlamento en todas las elecciones  llevadas a cabo despues de la dictatura.  De esa forma por lo menos 500.000 personas no tiene voz ni voto en las decisiones que los afectan.

Esto trae consigo todos los males sociales posibles de enumerar, a saber:  La consolidación de la constitución pinochetista.  El sistema de cogobierno,  porque por la representación de la derecha, especialmente la UDI, al verse directamente beneficiada por la ley electoral, produce una situación de equilibrio parlamentario artificial, que le sirve para  trabar cualquier atisbo de avance democrático que vaya en beneficio de los trabajadores y del pueblo.  Cuando digo avances, me refiero a las pequeñas concesiones paliativas que realizan con el objetivo reaccionario de neutralizar el movimiento de masas.  Para lo cual, uno de los ases bajo la manga que tienen los explotadores y su aparato político parlamentario, es la propia organización superior de la clase trabajadora, la CUT, que apenas agrupa a unos 400.000 trabajadores, lo que significa alrededor de un 10%, sirve como quinta columna dentro del movimiento obrero, al ser la organización válida para los empresarios para negociar los salarios de hambre que tiene el pueblo.  Esta Central, en lugar de organizar la lucha por los derechos de los trabajadores, mas bién administra la tranquilidad o paz social, como llaman al inmovilismo.

Si bién las elecciones, legitiman el régimen burgués,  produciendo el efecto de participación de las masas, que efectivamente eligen representantes al Parlamento, no producen el efecto de mejoras que estas últimas esperan.  Pero se produce este efecto por la falta de alternativas.  Se crea la perversa situación, de que la clase política es vista como corrupta, mentirosa y oportunista y cada proceso electoral la participación es mayoritaria.  Casi un masoquismo social.

Las fuerzas, aunque desmenbradas de la izquierda,  en Chile generalmente rotan en torno a las políticas del Partido Comunista, este es un hecho histórico tan claro, que las alternativas de construcción partidaria, también hace su política de intervención en relación a lo que hace el PC.

Desde que la Concertación se instala en la Moneda, este partido ha procurado abiertamente participar dentro del sistema.  Por lo demas,  siempre lo ha hecho, tanto que esa misma actitud es la mejor carta de presentación que tienen frente a la burguesía y sus dirigentes, para que sean admitidos en el juego, digamóslo así, democrático.

Con el argumento del mal menor, ha participado en todas las experiencias electorales, de las cuales, las derrotas han sido el resultado y el ahondamiento que ha causado esto en el movimiento obrero y popular, se refleja en los miles de jóvenes que no se inscriben y la desesperanza en términos de futuro de la clase obrera y los trabajadores en general.

Pero en la elección de Ricardo Lagos, se produjo la situación paradojal, que permite esclarecer la burda maniobra, de descalificar a la izquierda extraparlamentaria, como insignicante y retrógrada, por no renovar, según ellos sus políticas anacrónicas.  Sin embargo, aunque la dirección del PC, llamó a votar nulo en la segunda vuelta, sus bases y otros sectores sociales con influencia de izquierda, votaron por Lagos y se resolvió así, el empate que el candidato Lavín, de la derecha había logrado en la primera vuelta.  De lo contrario otro sería el panorama.  Las vueltas de la vida, podría decirse.  De esta experiencia, la Concertación no la toca y por el contrario, durante el gobierno de Lagos no se pronunciaron seriamente por cambiar la ley binominal, por que estas alturas a todos les conviene, o tal vez podríamos decir ahora, tras los comicios de diciembre, les convenía.

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